Escribirte es mi hábito.
Ahora escribirte me resulta tan fácil como las cosas cotidianas que hago a diario, los minutos son menos pero el contenido no ha decrecido sigue siendo tan fuerte para mí, aunque no lo leas, aunque no lo sueñes, aunque no lo sospeches, aunque estés haciendo lo que normalmente haces buscando lo que es para ti, eso que debe satisfacer tus expectativas.
Sin ademanes te expreso que cada día sigues siendo parte de mi vida, no decrece ni crece el sentimiento, todo sigue igual, estás conmigo intensamente. Te ganaste un lugar y no puedes salir de ahí, aunque nunca quisiste estar en mí, no te culpo, tampoco me culpo, sólo es la vida quien quiso que sucediera, sólo debo soportar lo que por ahora sigue siendo imposible para mí, el no tenerte, el no lograr que tu corazón rose el mío para que tan solo por un segundo latan a la par y se sientan el uno para el otro.
Qué tal sueño es el mío el solo querer tenerte un momento a mi lado, qué tal sueño entristecedor algunas veces y lamentable sólo por ver que las posibilidades son muy escasas. Al mismo tiempo, mis sentimientos son encontrados, porque esas pocas posibilidades son motivos de mi esperanza, de mis ganas de entregarlo todo en cada momento de mi vida en cualquier cuestión que pueda pasar, porque el amor que debería darte me hace fuerte en mis acciones y decisiones.
Ya no me toma mucho tiempo escribirte, son más de 30 días seguidos que lo hago, éste es mi nuevo hábito diario, pero pensarte ha sido mi hábito desde el primer día que te vi.